4 – La fisiología de las emociones

PROGRAMAS BÁSICOS

pregnancy, heart, woman-7214373.jpg
La fisiología
de las emociones

El cuerpo domina a la mente, pero la mente lo sabe.

Capítulo 4

Las emociones no son algo intangible. No son del mundo de las ideas y la imaginación.

Las emociones existen. Son reacciones neuroquímicas en nuestro cerebro que nos producen sensaciones. Lo que nosotros “sentimos” es únicamente el efecto químico de la emoción actuando en nuestro cerebro.

Y es que realmente las emociones realmente existen a nivel químico y fisiológico en nuestro cerebro. Existen (por utilizar otra dialéctica) en el plano material y por eso experimentamos una sensación concreta.

Las emociones (de las consideradas negativas) son generadas por la amígdala dentro de nuestro cerebro. La amígdala reacciona ante una circunstancia y produce una serie de reacciones que nosotros interpretamos como “estrés”, “enfado”, “tristeza”, etc.

Y cuando la energía de la amígdala llega a nuestro hipotálamo, este hace que sintamos las emociones en el cuerpo (como llorar, ponernos rojos, agitarse, etc.). Sentimos las emociones en el cuerpo por la actividad del hipotálamo.

Y más importante aún, las reacciones emocionales transforman nuestra forma de pensar.

La relación de las emociones con el cuerpo y nuestros pensamientos es inversa. Funciona casi siempre al revés de lo que pensaríamos.

Intuitivamente solemos pensar que un evento, hecho externo o pensamiento nos genera una emoción y esto hace que la sintamos en el cuerpo. Eso puede pasar, es cierto.

Pero en la gran mayoría de los casos nuestras emociones se generan primero y solamente después se generan los pensamientos que justifican esa emoción.

Y en otros casos una condición fisiológica de nuestro cuerpo nos genera también una emoción concreta.

 

Por ejemplo: 

Cuando tenemos hambre nos enfadamos:

¿Quién no ha sentido esto alguna vez? En inglés se conoce como estar “Hangry” enfadado y hambriento a la vez. O enfadado porque tienes hambre si quieres.

Si analizamos esto desde la perspectiva evolutiva tiene todo el sentido del mundo que nos pase esto.

Estar enfadados nos ayudaría a cazar y a luchar por la comida. Permite que podamos conseguir alimentos y sobrevivir.

Aquellos humanos que no hubieran sentido esa agresividad y ese enfado provocado por el hambre no habrían sobrevivido.  No habrían luchado por la comida y habrían muerto sin reproducirse.

El mismo efecto ocurre en casi todos los mamíferos.  Todos sabemos que no hay que molestar a un perro cuando come.

Debemos ser conscientes de esto, y cuando sintamos enfados analizar si puede venir de una condición fisiológica de nuestro cuerpo.

¿Esto me ha afectado más porque tengo hambre? ¿Estoy más susceptible por el hambre?

 O simplemente ¿Estoy enfadado simplemente porque tengo hambre?

 

Y otro ejemplo más:

Cuando tenemos sueño y estamos cansados nos ponemos tristes:

¿Quién no ha sentido que antes de irse a dormir los problemas parecen mayores? ¿Quién no ha notado que al final del día siente un bajón anímico? Que siente más tristeza.

Esto es una reacción normal del cuerpo. El cuerpo cansado nos está diciendo “vale ahora descansa. Detente un poco”. 

La reacción que esta orden del cuerpo produce en el cerebro causa una mayor sensación de tristeza. Te obliga a ir más despacio para que descanses. Para que te vayas desactivando y dejes de tener motivación. Para que uses tu energía en hacer otras cosas.

Y si combinamos esto con otros factores puede llevar a que ciertas situaciones parezcan más graves de lo que son:

 

Tengo un amigo que me decía que tenía depresión. Durante el día funcionaba bien pero cuando llegaba a casa por la tarde a veces hasta se ponía a llorar de la tristeza que sentía en el cuerpo.

Su situación personal es cierto que no era fácil. Había varios factores que facilitaban que su perspectiva de la vida no fuera la mejor, pero todo esto se veía agravado por el hecho de que al final del día estuviera totalmente agotado.

Mi amigo trabajaba en la construcción y madrugaba mucho todos los días. Cogía el transporte público muy temprano e iba hasta la obra para empezar con el trabajo. Trabajo físico desde las 7 de la mañana hasta las 18:00 de la tarde. Y muchas veces tenía que quedarse incluso más tarde si había que hacer alguna cosa urgente.

Y después de todo esto tenía que volver a casa y cuidar a su padre que estaba conectado al oxígeno. Hacer la compra, cocinar, limpiar, y todas las tareas de la casa en general.

En definitiva, mucho trabajo y poco descanso.

Y me contaba que al final del día sentía esa sensación de profunda tristeza. Que sentía que su vida realmente era muy dura y que sentía una gran tristeza.

Cuando me contó esto estuvimos hablando largamente sobre el tema. 

Este día le pedí que se fijara si realmente estaba triste por causas de su vida o porque estaba literalmente reventado de cansancio cuando por fin iba a su habitación para descansar al final del día.

Le expliqué que el cuerpo tiene este efecto de producir tristeza cuando estás cansado y que realmente lo que te está pidiendo es que bajes la velocidad y empieces a descansar.

A los pocos días me dijo que estaba mejor. Se dio cuenta del cansancio físico que sentía y cómo su cuerpo cansado le lanzaba esas emociones.

Además de todo esto también le pedí que empezara a cambiar el Chip y que analizara su situación con más distancia. 

Que pensara más en las cosas buenas de su vida y en aquellas cosas que podría agradecer que eran sin duda muchas más que las cosas sobre las que quejarse.

Que pensara más en sus amigos, su trabajo (que realmente disfruta), su casa, sus aficiones y cualquier otra cosa positiva en su vida. Que pusiera su atención en lo bueno para que empezara a cambiar el Chip. Para que fuera más agradecido con la vida.

 

Con estos simples consejos a mi amigo le fue mucho mejor. Fue consciente de que las emociones tienen también ese componente fisiológico y puso salir del círculo vicioso causado por el victimismo, la autocompasión y la tristeza.

En este caso el cambio de perspectiva en la vida fue determinante, pero lo más importante para él fue darse cuenta de que la emoción que estaba sintiendo estaba en gran parte causada y agravada por el cansancio.

Teniendo esta historia y estos conocimientos en cuenta, recomiendo especialmente evitar pensar en nuestros problemas y preocupaciones cuando se acerca la noche. Es mejor aprovechar estos momentos para centrarnos en lo positivo. En recordar todas aquellas cosas que agradecemos en nuestra vida. 

Escribir un diario de agradecimientos antes de ir a dormir puede ayudar a generar este cambio de perspectiva.

Y por otro lado también veremos más adelante herramientas y técnicas para gestionar las preocupaciones específicamente.

Pero en definitiva, con estos ejemplos podemos entender que las emociones no vienen solamente por “cosas que pasan” o “experiencias de la vida” externas, sino que también son generadas por nuestro propio cuerpo que nos está pidiendo algo. Por eso debemos saber escucharlo para interpretar correctamente qué está pasando.

Y así, cuando hagamos un análisis de nuestras emociones, podamos mirar también dentro de nosotros mismos y buscar ahí por causas que nos puedan estar generando estas emociones (o agravando la sensación).

Solamente como un apunte quiero mencionar que se ha demostrado que hay depresiones causadas por malas dietas. La microbiota en nuestro intestino se comunica con nuestro cerebro a través del nervio vago. Si nuestra microbiota no es sana nos puede causar una depresión.

Es importante mencionar también que no debemos justificar malas reacciones y malos actos en estas causas fisiológicas de las emociones. Sobre todo cuando nuestra reacción puede suponer una agresión hacia otra persona (aunque no sea de forma física).

Debemos ser conscientes del efecto de la fisiología en las emociones y debemos utilizar esta consciencia del origen para aprender a controlarnos mejor. Para ser capaces de gestionar correctamente nuestras emociones y actuar con la serenidad de un ser humano funcional.

Con inteligencia emocional y autocontrol.

Dicho sencillo, nunca está justificado hablarle mal a un familiar, u a otra persona, solamente porque tengas hambre o te sientas mal.

Nuestras emociones definen nuestros pensamientos:

Otro punto que debemos saber es que los pensamientos asociados a una emoción son normalmente posteriores al sentimiento de la emoción.

Nuestro cerebro suele sentir primero y pensar después. Y el pensamiento surge solamente para confirmar la sensación que estamos teniendo.

Sobre este tema hablo largo y tendido en el Plan de Meditación Super-Brain, pero hay una lectura que creo que ilustra este tema especialmente bien.

Es la lectura número 7 del plan y se titula “La amígdala. El secuestro de la mente” que incluyo a continuación (ver Capítulo 5).

Sobre el autor

Alonso Narváez

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *