8 – El yo, yo , yo. ¡Me ofendo!

PROGRAMAS BÁSICOS

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El yo, yo, yo.
¡Yo me ofendo!

Te dominan aquellas personas que pueden cambiar la forma en que te sientes.

Capítulo 8

Otro punto que me parece básico para tener una inteligencia emocional completa es perder el egocentrismo. O al menos aprender a controlarlo.

Y esto es especialmente importante porque el mundo nos lleva en un sentido totalmente opuesto a esto.

Hoy en día la expresión del YO está más maximizada que nunca. Nuestro instagram, nuestro facebook, nuestra imagen, nuestros vídeos, nuestras vacaciones, nuestras opiniones, nuestra historia que queremos contar, lo que yo quiero decir, etc.

Sobran ejemplos del individualismo social. Creo que ni siquiera es necesario desarrollar más esta idea. Todos sabemos que la nueva sociedad ha convertido a las personas en individuos solitarios, egoístas, egocentristas, envidiosos e infelices.

Pero sobre todo nos hace apáticos. Hay una falta de empatía increíble. La sociedad es individualista. Pasamos más tiempo pensando qué decir, que en escuchar lo que otros nos dicen (sobre esto hablo en el Programa de Comunicación).

Anteponemos cualquiera de nuestros intereses frente a las necesidades de los demás. 

Y todo este tipo de cosas que ya conocemos.

La cultura del “yo, yo primero y yo siempre” hace que pensemos que todo gira a nuestro alrededor.

Hace que todo nos haga daño y que todo nos ofenda.

Nos hemos convertido en seres extraordinarios a la hora de ofendernos. Tenemos una capacidad que es casi un superpoder para ofendernos por cualquier cosa.

La capacidad de ver una ofensa hasta en el acto, expresión o palabra más irrelevante. De interpretar todo para transformarlo en una ofensa.

Vamos por el trabajo y escuchamos algo de pasada (especialmente un cuchicheo) que  ni siquiera hemos escuchado bien y automáticamente pensamos que están hablando de nosotros. 

¡Vaya estrellas somos! ¡Más importantes que nadie!

Cuando alguien nos cuenta algo lo interpretamos con segundas. “Esto lo ha dicho porque yo….”, “En realidad dice esto porque …” . Todo lo que escuchamos y todo lo que nos dicen lo interpretamos como si hubiera sido dicho con una segunda intención oculta.

Somos tan egocentristas que pensamos que todo el mundo gira en torno a nosotros, así de inocentes e infelices somos.

Nos ponemos en el centro como un reflejo de nuestras inseguridades.

Pensamos que aquello que nos tortura en nuestra mente es evidente para los demás. Asumimos que es así y que el comportamiento de los demás gira en torno a nuestra inseguridad.

Me van a juzgar. No les gusto. Soy feo. Me veo mal. Igual tengo un moco, etc. 

Y la realidad es que como todo el mundo vive en su propio mundo, a nadie le importa un carajo lo que hagas o dejes de hacer.

Prácticamente nadie va a prestar atención a tus cosas. Ni en lo positivo ni en lo negativo. Y en la gran mayoría de los casos no estarán diciendo las cosas con ánimo de ofender. Aunque tú decidas ofenderte.

Y si a alguien le importa lo que haces o intenta ofenderte el problema es suyo. No tuyo.

Pero aún así nos ofendemos. Escuchamos esa conversación, vemos esa reacción, escuchamos unas palabras y lo percibimos e interpretamos como un ataque.

¡Qué fácil es convertir todo en una ofensa cuando eres el centro del mundo!

¿Y qué pasa en aquellos casos que no hay dudas sobre el ataque que estás recibiendo? ¿Si una persona de forma inequívoca está siendo agresiva contigo para hacerte sentir mal? ¿Si te está criticando, o directamente te insultan?

La solución es más fácil todavía:

Dejar que esa agresión te afecte y dejar que te haga sentir mal es permitir que esa persona te domine. Si te ofendes haces que triunfe en su asedio contra ti. Te roba la felicidad y toma el control sobre tus emociones.  Sobre tu estado mental.

Si consigues evitar que te afecte habrás ganado. Esto significa que la persona que te ha atacado no ha conseguido su objetivo. Habrá fracasado en su intento de hacerte sentir mal.

Esa persona te quiere hacer daño. Por eso si te afecta estás permitiendo que esa persona tome las riendas de tus emociones. Como una marioneta funcionando bajo sus órdenes.

Y no debemos estar a las órdenes de alguien que nos quiere dañar.

Llegar a un punto donde no te ofendas ante ataques directos requiere  trabajo. Pero hay que aprender a distanciarse y no dejar que estas cosas nos afecten.

Así poco a poco estas situaciones serán más fáciles de gestionar de forma natural y con menor esfuerzo.

  • Al final de este programa tendréis una descripción de algunas herramientas mentales que podemos usar para lidiar con las diferentes emociones y situaciones complicadas.

Otra recomendación es registrar en un diario cómo has lidiado con circunstancias difíciles. Puedes incluir también cómo lo podrías haber afrontado de una forma diferente, y que has podido aprender del evento, emoción o circunstancia.

  • También podremos realizar este análisis de “¿Qué podríamos haber hecho mejor?”, y registrar la forma en que has seguido los pasos del proceso de análisis emocional.

Veamos ahora algunas técnicas famosas de inteligencia emocional. Para gestionar emociones de forma más concreta.

Sobre el autor

Alonso Narváez

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