10 – Ante la adeversidad y los momentos difíciles

PROGRAMAS BÁSICOS

Gestión de emociones concretas
Ante la adversidad y los momentos difíciles

Los momentos más duros en la vida se pueden convertir en los momentos de mayor crecimiento personal.
Pero hay que saber aprovecharlos.

Capítulo 10

Cuando nos enfrentamos a la adversidad y a los verdaderos momentos difíciles en nuestra vida es cuando ponemos a prueba nuestra inteligencia emocional. 

Es en estos momentos cuando podemos medir nuestras capacidades para gestionar las emociones de la vida.

Imagina por ejemplo una persona con baja inteligencia emocional, como puede ser un niño de tres años.

Para este niño los pequeños problemas y las pequeñas dificultades en su vida serán cosas terribles que provocarán que empiece a llorar desconsolado y sienta que el mundo se cae bajo sus pies. 

Y esta misma circunstancia para un adulto sería totalmente indiferente.

Esto es porque al madurar adquirimos cierta inteligencia emocional básica. Ocurre con el paso de los años de forma natural.

Pero llegado cierto punto dejamos de avanzar de forma similar. Cada persona evolucionará en función de sus circunstancias. 

Las personas que nunca hayan pasado sufrimiento o adversidades en la vida estarán en general menos preparadas para las dificultades futuras.

Y por el contrario (de nuevo en general), aquellas personas que hayan tenido vidas difíciles estarán más preparadas a nivel emocional para sobrepasar momentos difíciles en el futuro.

Pero aunque esto es la norma general, no siempre es así.  Hay personas que no aprenden a pesar de tener a los mejores profesores de la vida.  Todas estas dificultades pasan por sus vidas sin dejar enseñanzas. 

Y por otro lado hay personas que sin pasar por momentos difíciles tienen mayor inteligencia emocional. Pero estos dos grupos son la minoría. 

En la mayoría de casos la inteligencia emocional se desarrolla con conocimiento y práctica. 

Por eso es muy positivo entender las adversidades y las dificultades de la vida como momentos de aprendizaje.

Caer en el victimismo en momentos difíciles puede provocar que pierdas cualquier tipo de enseñanza y cualquier valor que puedas sacar de pasar por un momento complicado.

Podría seguir con estas teorías y acabar escribiendo un libro entero sobre el tema. Pero este es un programa básico así que pasaremos directamente a ver recomendaciones prácticas para gestionar estos momentos difíciles.

Gestionar paso a paso los momentos difíciles.

1. Acepta la emoción para aceptar la situación.

Si has leído sobre el duelo sabrás que se habla de varias fases. Una primera fase de negación (de la circunstancia), una fase de desesperación, una fase de ira y finalmente una fase de aceptación.

En este caso, la última fase se refiere a la aceptación de la circunstancia. Pero para llegar a la aceptación de la circunstancia adversa primero debemos aceptar la emoción.

Cuando nos pasa algo malo o estamos pasando por una circunstancia difícil, debemos ser capaces de aceptar nuestro sentimiento. 

Debemos observar nuestra emoción y pensar está bien que te sientas así. Es normal”. Que sintamos la emoción en nuestro cuerpo y observemos nuestra mente ante la emoción concreta. Sin juzgar si está bien o si está mal, sin pensar en cómo nos deberíamos sentir. Sin hacer juicios de ningún tipo sobre estas sensaciones.

En el momento que hagamos esto, empezaremos a sentir automáticamente un alivio. Aceptamos nuestra emoción y dejamos de castigarnos por sentirnos de determinada manera.

Aceptar la emoción es el primer paso antes de poder aceptar nuestra circunstancia.

2. Evaluación.

Cuando hemos aceptado nuestra emoción y estamos en paz con nuestro interior, podemos empezar a evaluar la situación. Empezamos a aterrizar.

Nuestra evaluación consiste en varios pasos. Hay que pasar por cada uno de ellos, y en cada uno de ellos evaluaremos lo siguiente:

  • Evaluar nuestra capacidad de control sobre la circunstancia.  Tomar medidas si podemos tomarlas, o aceptar la circunstancia como tal si no podemos hacer nada para cambiarla.
  • Ver la imagen completa. Después debemos empezar a poner algo de perspectiva. Ver la situación desde la distancia, intentando ver la imagen completa de lo que estamos viviendo. Esto lo veremos en detalle un poco más adelante.
  • Evaluar el foco.  Debemos pensar también si estamos tomando la perspectiva correcta. Quizás estamos poniendo demasiada atención en los aspectos negativos y no vemos la potencial parte positiva que puede haber. 

También es posible que nuestra escala de valores esté mal ajustada. Quizás consideramos importante algo que en realidad nos debería resultar indiferente.

3. Aprendizaje.

Nadie quiere pasar por situaciones difíciles o complicadas. Evidentemente  preferimos evitarlas. Cuando estamos en ellas tenemos siempre dos opciones. Sufrir (y nada más) o sufrir y aprender. Por eso si ya estás en una situación así lo mejor que puedes hacer es sacar algo positivo. Suele venir en forma de aprendizaje.

Tras aceptar la emoción y evaluar la circunstancia completa, piensa  y pregúntate realmente “¿qué puedo sacar en positivo de todo esto?”.

Independientemente de lo extrema y dolorosa que pueda ser una circunstancia, siempre se puede sacar algo bueno. Hasta en los momentos más difíciles, aunque quizás seas consciente de ello con el paso del tiempo.

4. Cuestiónate.

El siguiente paso es ser un poco duros contra nosotros/as mismos/as. Ya has aceptado que tienes una emoción, ya has evaluado la circunstancia y ya has visto si puedes sacar un aprendizaje al respecto.

Llegados a este punto probablemente te sientas mejor, pero si no es el caso, debemos ser capaces de cuestionar nuestra emoción.

Debemos preguntarnos  “¿Me estoy victimizando? ¿Tengo realmente razones para sentirme así? ¿Estoy evaluando la circunstancia correctamente?”

Esto es muy relevante porque con valentía suficiente seremos capaces de ver que en muchos casos nosotros/as somos la causa de nuestro propio sufrimiento. Pero lo atribuimos erróneamente a factores externos.

Por poner un ejemplo extremo. En el caso de que hayamos perdido a un familiar o una persona realmente cercana. Una persona amada.

En este caso evidentemente tendremos que pasar un duelo. Nos sentiremos mal y tendremos sensaciones terriblemente duras y difíciles de controlar. Y esto está bien. Es normal y no debe ser de otra forma.

Pero poco a poco tendremos que comenzar a evaluar, y a aprender a vivir de nuevo la vida a pesar del dolor.

Y llegado cierto punto, deberemos cuestionarnos si es necesario seguir sintiendo tristeza. Tenemos que darnos la oportunidad de dejar al dolor irse. Volver a la vida y abandonar la tristeza.

Tú vida ha seguido, pero si no dejas pasar la tristeza habrás fallecido junto a la persona amada. Habrás dejado de vivir.

Por eso lo mejor que puedes hacer es celebrar la vida que esa persona vivió. Celebrar haber sido parte de ella y celebrar las memorias que tienes. Y finalmente debes seguir viviendo feliz. Es la mejor forma de honrar a esa persona que ya se ha ido.

Y por eso cuestionarse implica valentía. Implica aceptar la vergüenza que para algunos es volver a ser feliz

Es dejar atrás la posición de víctima, la persona fallecida es la otra. Pero si nuestro sufrimiento es crónico significa que nos estamos poniendo a nosotros en el centro.

Por eso cuestionarse es dar el último paso. Es evaluar si tenemos razón en nuestras razones.

Pero aquí está el verdadero aprendizaje. Esto es lo que realmente nos permitirá seguir avanzando.

Sobre el autor

Alonso Narváez

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